Wabi sabi es una obra que captura la esencia misma de la simplicidad así como la belleza inherente en los oficios más antiguos del mundo. Enmarcado en el mundo de la moda, este fashion film nos sumerge, en un universo donde la contemplación es elevada a su máxima expresión.

La película se teje con delicadeza así como los hilos de un antiguo telar, entrelazando elementos de la moda con la elegancia y encanto de lo primitivo. En cada escena, podemos apreciar la artesanía de cada detalle, como si fueran bordados cuidadosamente elaborados, que revelan historias de sabiduría y paciencia ancestral.

A medida que se despliega la trama, descubrimos que cada prenda, cada diseño, es un testimonio de la huella del tiempo y de cierta manera, de la vida vivida. Las cicatrices del alma se convierten en adornos, y las imperfecciones en las telas se vuelven encantadoras y llenas de significado.

La contemplación en Wabi sabi

La contemplación es una parte fundamental de «Wabi Sabi». A través de momentos de serena calma, nos invita a encontrar la belleza en lo cotidiano, a apreciar las cosas en su estado más natural y auténtico. Es una oda a la melancolía de lo efímero, que encuentra su eco en los colores desgastados y en la serenidad de lo envejecido.

La obra invita principalmente a una profunda reflexión sobre el acto de crear y la búsqueda de la verdadera identidad. Cada individuo, a través de su arte y trabajo, se convierte así pues en el autor de una historia única que no requiere de firmas ostentosas. En cada hilo tejido, en cada detalle bordado, de pronto se encuentra la esencia genuina de su creador.

En resumen, «Wabi Sabi» nos transporta a un mundo donde la moda y la esencia más primordial de la humanidad se encuentran en perfecta armonía. Nos invita a apreciar lo imperfecto, a valorar lo simple y a contemplar con ojos nuevos el tejido de la vida misma. Es una obra que, sin duda, deja una huella profunda en el corazón y la mente de quienes tienen la oportunidad de sumergirse en su belleza atemporal.